lunes, 11 de agosto de 2008

PRIMERA LECTURA DE LA BODA

¿Cómo hablar sobre el amor…?

Pablo Neruda describió así el amor entre dos amantes:


Dos amantes dichosos hacen un solo pan,

una sola gota de luna en la hierba,
dejan andando dos sombras que se reúnen,
dejan un solo sol vacío en una cama.

De todas las verdades escogieron el día:
no se ataron con hilos sino con un aroma,
y no despedazaron la paz ni las palabras.
La dicha es una torre transparente.

El aire, el vino van con los dos amantes,
la noche les regala sus pétalos dichosos,
tienen derecho a todos los claveles.

Dos amantes dichosos no tienen fin ni muerte,
nacen y mueren muchas veces mientras viven,
tienen la eternidad de la naturaleza.

Decidí que Neruda me ayudase con sus palabras pues sentarse a escribir un discurso, cuando tienes que preparar algo para hablar en público, es algo complicado; estructurar lo que vas a decir, el miedo al folio en blanco, no esto no me gusta, otro papel arrugado más a la basura… ¡buf! ¡Toda una odisea! Pero teniendo en cuenta que lo que se celebra hoy es el amor entre dos personas, creo que dejaré a un lado la cabeza, y lo que otros escribieron y será el corazón quien escriba.

Supongo que ese “corazón” en parte está fuertemente labrado por ellos dos, pues durante años han sido mis educadores y después mis amigos, y he tenido la gran oportunidad de poder vivir con ellos muchísimos momentos en los que siempre han logrado transmitirme lo mejor que tenían, y esto es una de las cosas que más he valorado de siempre ellos dos, la capacidad de entrega total por lo que están haciendo y por lo que creen, aunque a veces eso signifique desgañitarse a cantar 300 veces una canción, meterse en unos fogones a cocinar para 80 durante 15 días, aguantar el tirón de largas reuniones (y subrayo lo de largas), consolar a los que cometieron errores y dar la cara por ellos, preocuparse por que otros puedan divertirse y a la vez aprender algo hermoso, invitarnos a todos a comer tortilla de patatas en su casa siempre que pueden y hacernos sentir como auténticos clientes del Ritz cuando vamos a verles… y un montón de peripecias más que solo pueden hacer las personas que realmente creen en algo, y que creen en ello de verdad.

Y hoy estoy contento, estoy contento porque sé que las dos personas que se van casar creen la una en la otra, y no solo eso, si no que tienen capacidad para entregarse totalmente por la otra persona. Lo sé por que les he visto trabajar el uno por el otro, lo sé por que les he visto preocuparse el uno por el otro, pero sobre todo lo sé por que les he visto mirarse, mirarse con esa mirada furtiva de la que el otro no es consciente, esa mirada acompañada por una media sonrisa que pareciera estar diciendo “míralo, ahí está mi chico y me siento orgullosa de él”, esa mirada que revela que la otra persona te completa y te hace feliz.

Estoy contento porque una vez más, los dos maestros vuelven a darme una lección, como muchas veces han hecho tan solo con vivir su día a día, como solo ellos podrían enseñar lo que significa quererse. Así que solo me queda volver a agradecérselo y desearles que sigan enseñando a todo el mundo lo que es el amor.

Alex

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